La Universidad Politécnica de Valencia, en colaboración con la empresa Projar, ha llevado a cabo un proyecto de investigación sobre cubiertas vegetales en azoteas cuyos resultados indican que contribuyen a un mejor balance energético de los edificios pudiendo reducir el consumo hasta un 10%.

El proyecto  iniciado en 2012 por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV)  y Projar, finalizó en septiembre del pasado año revelando que existen multitud de ventajas en la instalación de cubiertas ajardinadas y un gran potencial en climas como el Mediterráneo, pese a que aún hay ciertos retos que superar.

En esta línea, la compañía Projan ha informado que si bien es cierto que las cubiertas ajardinadas, al igual que otros sistemas como los jardines verticales, suscitan mucho interés por su atractivo estético y su carácter sostenible, “las ventajas de incorporar esta solución en las superficies de los edificios van mucho más lejos”.

Concretamente, este sistema se comporta como una superficie permeable en la que el agua se infiltra y queda retenida, ya que la capa de sustrato y vegetación actúa como amortiguador del agua, porque esta es absorbida por las plantas y la tierra. Después, el agua sobrante será liberada poco a poco, sin saturar las vías de evacuación.

Por otro lado, la capa de sustrato y vegetación protege la superficie del edificio y esto hace que en el interior del mismo se consiga un mejor equilibrio de temperatura. “Es decir, con una cubierta vegetal tanto en verano como en invierno se limita el acceso de la temperatura exterior al interior del edificio, manteniéndose por tanto el nivel de climatización y reduciendo el gasto energético”, explican fuentes de Projar.

Así , pese a que es cierto que una cubierta ajardinada eleva el coste de un proyecto, este sistema además de mejorar el paisaje urbano y aumentar el aislamiento acústico de los edificios, puede llegar a reducir el consumo energético hasta un 10%.

Mejora de la calidad del aire

Respecto a la mejora de la calidad ambiental de aire el efecto de las cubiertas vegetales en edificios en la actualidad es muy ligero, pero a medida que la instalación de estos sistemas vaya siendo más habitual, la calidad del aire en las ciudades mejorará para los ciudadanos. Este estudio revela que una cubierta extensiva de sedum puede capturar en torno a 1,387 kg de CO2 por m2.

La investigación también ha destacado otros retos a tener en cuenta en estos sistemas como  la resistencia de la estructura; no obstante,  una cubierta extensiva de poco espesor supone una carga ligera para cualquier estructura y se presenta como la opción más adecuada para adaptar.

Por otra parte, para evitar humedades debe haber una capa impermeabilizante que asegure la estanqueidad del sistema evitando así infiltraciones. La cubierta por su parte, aumenta la vida útil de la impermeabilización de entre 10/20 años hasta 40/55 años.

 

Fuente: ecosectores.com (ver noticia)