La mayoría de los edificios tiene más de 50 años y la única solución para ahorrar pasa por la rehabilitación. Desde junio se han inspeccionado 51.230 viviendas en Castellón y solo el 9% aprueba en eficiencia energética

Con el precio de la luz y el gas por las nubes, cualquier medida es buena con tal de aliviar las abultadas facturas mensuales. El problema llega cuando por mucho que se intente apagar las luces o gastar lo mínimo en calefacción la factura sigue siendo imponente. Porque en muchos casos, la culpa la tiene la vivienda, que además de vieja es poco eficiente energéticamente. La certificación a la que en los últimos meses están siendo objeto los pisos a la venta o alquiler así lo revela: de las 51.230 viviendas de la provincia que han logrado su etiqueta energética desde junio del 2013 (fecha en la que entró en vigor la obligatoriedad para los pisos ya construidos), las que han obtenido la máxima puntuación prácticamente pueden contarse con los dedos de la mano.

Los datos que maneja el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace-Energía) reflejan que solo 28 de las más de 50.000 viviendas inspeccionadas hasta la fecha alcanzan la calificación A en consumo de energía (la nota más alta) y solo el 9% logra una B, C o D, que se consideran aprobados. El resto (46.358 en números absolutos) se queda en las letras E, F o G, que se consideran no eficientes. Para llegar a esta calificación se tiene en cuenta el consumo de energía primaria no renovable (expresado en kW h/m2) y las emisiones de CO2 expresadas en KgCO2/m2.

Aunque la cifra puede llamar la atención (en el conjunto del país, la proporción es prácticamente la misma), desde Ivace-Energía quitan hierro al asunto. “De las más de 1,9 millones de viviendas que existen en la Comunitat Valenciana, 1,1 millones se construyeron con anterioridad a 1979, año en el que se introdujo en España la primera normativa que fijaba unos criterios mínimos de eficiencia energética”, explican al tiempo que apuntan al “gran potencial de ahorro energético del sector de la edificación” en Castellón. De hecho, se estima que en la provincia los edificios representan cerca del 20% del consumo final de energía.

Pero, ¿qué es el certificado energético? Se trata de un documento obligatorio desde junio para los propietarios que quieran vender o alquilar sus construcciones. El informe sobre el consumo de energía lo debe evaluar un técnico superior (normalmente, un arquitecto o un ingeniero) y se califica la eficiencia con letras que van de la A a la G, igual que se evalúa a los electrodomésticos. Las sanciones por incumplimientos de la normativa van de los 300 a los 600 euros. La certificación de un piso de unos 80 metros cuadrados ronda los 200 euros, si bien el precio cambia dependiendo del tamaño de la vivienda.

 

Fuente: elperiodicomediterraneo.com (ver noticia)