El "uso racional de la energía" no busca hacer un uso recortado de los recursos, sino un uso eficiente que implique el no desperdicio de la energía. Esta decisión no solo posibilita un menor consumo, con el consiguiente beneficio individual; además contribuye a postergar el agotamiento de los recursos no renovables.
En tal sentido, es muy importante observar la eficiencia energética al momento de adquirir un nuevo electrodoméstico.
Para tal finalidad, los aparatos eléctricos cuentan con una etiqueta energética, que tiene por objetivo informar al consumidor la eficiencia energética de un electrodoméstico. Las mismas se dividen en dos partes, la primera hace referencia a la marca y clase de eficiencia del electrodoméstico, y la segunda depende de la funcionalidad de cada aparato y varía dependiendo del electrodoméstico. Los datos de la etiqueta energética se basan en ensayos determinados por las normas internacionales, a fines de establecer una comparación entre los diferentes equipos, el consumo de energía y las capacidades.
Pueden observarse siete clases de eficiencia, las cuales se categorizan por medio de letras y colores, asignándose el color verde y la clase A a los equipos mas eficientes, el punto de óptima eficiencia, y el color rojo y la clase G, a los equipos menos eficientes. Estos últimos, pueden llegar a consumir, el triple de energía que los equipos de clase A. A pesar de que algunos modelos resulten más caros, en el largo plazo, ahorran más energía.
Una correcta elección en este sentido, resulta muy útil para lograr una reducción del consumo de energía.
Fuente: necocheatotal.com (ver noticia)
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