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¿Por dónde se me escapa la energía?

29/08/2013

Desde el pasado junio es obligatorio que las viviendas para alquilar o vender dispongan de un certificado de eficiencia energética, pero ¿cómo se obtiene?

Con unos bolsillos cada vez más vacíos, la economía familiar tira de imaginación y con ello, la necesidad de racionalizar el gasto en aquellas partidas que, o bien son innecesarias o bien se pueden consumir de forma más racional y eficiente. Una de ellas es el consumo energético en hogares.

Algunas de estas iniciativas destinadas a reducir el consumo de energía se denominan medidas activas ya que inciden directamente en la factura energética del hogar. Un ejemplo es el uso de bombillas de bajo consumo o LED o la sustitución de electrodomésticos por otros de clase energética AAA. Otras medidas, las denominadas pasivas, son por ejemplo, la orientación del edificio o vivienda que favorece una mayor radiación solar o los materiales con los que está construida la vivienda y que determinará que sea más fácil enfriarla en verano y calentarla en invierno, con el consiguiente ahorro energético.

El certificado energético
A fin de traducir de forma fácil e intuitiva el uso que hace la vivienda de la energía nació el certificado energético. "La certificación es un proceso de evaluación del consumo de energía que, para su elaboración, conlleva un proceso de toma de decisiones ante muy diversos aspectos que intervienen en cada paso de su realización", explica Gonzalo Cervera, director de Tinsa Certify, compañía multinacional líder en valoración, análisis y asesoramiento inmobiliario

La certificación energética nace de una exigencia derivada de la directiva 2002/91/CE y es similar a la que ya disponen luminarias, electrodomésticos y vehículos. Así, desde el día 1 de junio es obligatorio que los propietarios de las viviendas destinadas a alquiler o a venta dispongan del certificado. Un certificado que tiene siete letras con siete colores, de la A a la G, donde el edificio o vivienda más eficiente recibe la letra A mientras que el menos eficiente se califica con la letra G. Para elaborar el certificado, se tiene en cuenta "la calefacción, la refrigeración, la ventilación, la producción de agua caliente sanitaria y la iluminación, a fin de mantener las condiciones de confort térmico y lumínico y sus necesidades de agua caliente sanitaria y calidad de aire interior", aseguran desde Tinsa. Un certificado que "pone de manifiesto la realidad actual: los edificios antiguos adolecen de eficiencia energética", explica Ignacio Salas, presidente de la delegación de Mallorca del Colegio de Arquitectos de Balears.

¿Cómo se elabora el certificado?
Las metodologías asociadas a la elaboración del certificado son varias. Esta es una de ellas. Para empezar y en una primera etapa, se debe realizar una toma de datos inicial de la vivienda: ubicación del edificio para comprobar el año climático de la localidad; su orientación; descripción geométrica realizada por una modelización en tres dimensiones; zonificación distinguiendo los distintos usos y sus comportamientos térmicos; descripción de los cerramientos exteriores e interiores a través de las capas que los componen y sombreamientos propios y de edificios colindantes, entre otros.

En una segunda etapa y ya con toda la información recopilada, se hace una simulación del comportamiento energético utilizando uno de los dos programas que informáticos reconocidos por la Comisión Asesora para la Certificación Energética: LIDER y CALENER. El programa LIDER comprueba que la construcción o la vivienda cumple con los requisitos mínimos establecidos en el Código Técnico de la Edificación, es decir, los parámetros exigidos por ley. En cambio, el programa CALENER determina el grado de eficiencia del edificio. Esta información servirá de base para determinar la certificación energética del edificio o vivienda. Esta valoración se hace en base a las emisiones de dióxido de carbono (CO2), características constructivas del objeto de estudio, instalaciones de calefacción y aire acondicionado, agua caliente sanitaria y consumo energético.

Ya en la tercera fase, se obtiene el certificado energético determinando cuán eficiente es la vivienda en el uso de la energía.
El certificado energético debe incorporarse a toda oferta y promoción que se haga de las viviendas destinadas a su alquiler o venta. Además, cuando "el edificio existente sea objeto de contrato de compraventa, total o parcial, será puesto a disposición del adquiriente. Asimismo, cuando el objeto del contrato de arrendamiento total o parcial del edificio, bastará con una simple exhibición y puesta a disposición del arrendatario de una copia del certificado", se encargan de recordar desde el Consejo General de Ingeniería Técnica Industrial. El certificado tiene una validez de 10 años y el propietario puede proceder a su actualización cuando se hayan hecho mejoras en la vivienda que puedan incidir directamente en la mejora de la eficiencia energética, como es el cambio a doble acristalamiento de las ventanas.

Sin embargo, estos dos meses desde la obligatoriedad del certificado energético deja sentimientos contrapuestos. "Desde el Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de les Illes Balears (COPETI) consideramos acertada y oportuna su implantación ya que supondrá una mejora para el medio ambiente que por una parte se conciencia a los propietarios de los inmuebles, ya sean particulares o administraciones, para la reducción de emisión de contaminantes, y por otra fomenta el ahorro energético", afirma Juan Ribas, decano del COPETI Illes Balears.
En el otro extremo se encuentra parte del sector inmobiliario. Según Kai Dost, director de la inmobiliaria Dost&Co, con seis oficinas en Mallorca y Eivissa, "es un trabajo muy difícil para nosotros ya que los propietarios, especialmente los extranjeros, no entienden por qué hay tan poco plazo para conseguir el certificado. Muchos clasifican la medida como una estúpida forma de crear empleo a corto plazo y no para fomentar la construcción sostenible y uso de energías renovables". Sin embargo, siendo obligatorio desde principios del mes de junio, prosigue, "poco a poco nos van llegando certificados porque estamos obligados a explicar a nuestros clientes que las multas son muy altas. Aún no sabemos cómo se deben tener en cuenta los certificados en la publicidad, una incongruencia más de este desastre de unos funcionarios y políticos totalmente inútiles y desinformados. Se ha perdido una buena oportunidad para mejorar el nivel de construcción y concienciación ambiental en España".

¿Qué información debe disponer el certificado energético?
Con su reciente implantación poca gente ha visto un certificado energético y menos, haberlo podido analizar en profundidad. Con la legislación en la mano, esta es la información mínima que debe disponer el certificado energético: debe identificar el edificio y vivienda mediante su dirección, municipio, provincia, zona climática y la referencia castastral. Posteriormente, debe indicar el procedimiento utilizado para la obtención de la calificación energética. Así, deberá describir de cuáles son las características energéticas del edificio que van desde la iluminación, ocupación, instalaciones térmicas, envolventes, etc; normativa sobre ahorro y eficiencia utilizada en el año de construcción del edificio y vivienda; descripción de qué comprobaciones y pruebas se han llevado a cabo para determinar la calificación energética. Y, al final, la calificación de eficiencia energética del edificio expresada mediante la etiqueta.

El certificado energético debe incluir también las calificaciones parciales de los puntos que consumen electricidad como el agua caliente sanitaria, la calefacción, el aire acondicionado y la iluminación. Para todos ellos deberá estar anotado el kilovatio hora por metro cuadrado, el kilovatio hora por año y la clase energética. También es necesario que incluya toda una serie de medidas de ahorro energético que el certificador propone para que el usuario pueda implantar para incrementar la eficiencia energética de su vivienda. Si estas medidas y recomendaciones se tienen en consideración, el propietario mejoraría un nivel siempre y cuando tuviera una calificación B o C. En caso de tener una calificación D, E, F o G, acometiendo las mejoras propuestas se podría incrementar en hasta dos niveles.

¿Picaresca y precipitación
en su implantación?
Según fuentes del Ministerio de Fomento, España cuenta con más de 26 millones de viviendas de las que en 2012 el 20% se encontraba en régimen de alquiler y se estima que en 2015 este porcentaje suba al 25%. En cuanto a las ventas, el pasado 2012 se vendió un total de 320.000 viviendas en todo el Estado español. Con semejantes cifras y con un número irrisorio de viviendas con certificado energético, es un terreno abonado para la picaresca y timo. "La buena praxis es que los datos que se recojan en los inmuebles sean obtenidos por técnicos cualificados para el proceso o técnicos ayudantes con formación en eficiencia de energía. La obtención de datos por otros medios entra de lleno en la responsabilidad del técnico que firma el certificado y en la calidad de la calificación obtenida", afirma Gonzalo Cervera, director de Tinsa Certify. Sin embargo, no siempre es así. Existen muchas son las web que ofrecen certificado energético por 50 o 100 euros sin ni siquiera visitar la vivienda. Y eso con una simple búsqueda por Internet.

Pero, ¿cuánto cuesta un certificado energético? "Realmente se puede pagar lo que uno quiera, de 100 € para arriba, ya que se trata de un trámite sin sentido tal como se ha interpretado la directriz europea en España. Un certificado bien hecho para una mansión puede costar hasta 1.500 €. Sin embargo, ya hay empresas low-cost en la península que emiten el certificado a distancia por 30€. No es legal, pero eso parece importarle poco a los propietarios que solo quieren el certificado para cumplir con una norma sin sentido", asegura Kai Dost. El problema, según apunta Kai Dost "es que si los ingenieros valoran una casa pero faltan datos sobre el tipo de construcción, la marca y modelo de algún aparato, caldera etc.. Por ello, se supone lo peor y el valor de la eficiencia energética sale pésimo por desconocimiento, no por la realidad constructiva. Los propietarios ahora se dedican a cumplir con el decreto para evitar la multa, pero como argumento de venta los certificados carecen de valor. Los clientes saben que los certificados no sirven para comparar y no se interesan por ellos".

En la misma línea se pronuncia Joaquim Pareras, director de Ipsom, consultora energética con sedes en Madrid y Barcelona, "en muchos casos es un negocio por precio. De hecho, un becario sin experiencia y sin sueldo puede estar certificando para un tercero. Además, la clave es que el cliente lo vea como una mejora o una diferenciación. Si no es así, es un trámite que no aporta valor", asegura. Unos precios tan bajos como inútiles en los que "no realizan la visita. Hay certificados online que se realizan sin conocer las instalaciones", añade Pareras.
¿Una puesta en marcha del certificado demasiado precipitada? El decano del Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales es tajante "No. La implantación, que proviene de normativa europea, ha sido progresiva. Primero se estableció para edificios de nueva construcción en 2007. Posteriormente, en 2013 para edificios existentes en los casos de venta y alquiler en 2013 y recientemente para edificios de tipología residencial colectiva con antigüedad superior a 50 años, etc", asegura Juan Ribas.

Una opinión que diverge de Ignacio Salas, del Colegio de Arquitectos de Balears, "podría haberse hecho mejor sobre todo en lo que se refiere al desarrollo de los programas informáticos que se utilizan para el cálculo, los cuales a día de hoy están poco testados. Las aplicaciones informáticas de certificación energética actuales requerirán constantes modificaciones y actualizaciones ya que tendrán que incorporar las continuas novedades, especialmente en el rendimiento y consumo de los equipos de producción de energía de los equipos climatización".

El certificado y las ventas
Con una economía que sigue sin levantar cabeza, el certificado se ve por parte de un gran parte de la sociedad como un gasto más, un impuesto revolucionario, que acaba gravándose en el precio final del inmueble cuyas ventas siguen en caída libre. Sin embargo, ¿ha afectado realmente la implantación del certificado a las ventas? "De momento ningún cliente nos ha pedido la copia de algún certificado, ni la valoración de una casa, ni han consultado ningún certificado en la web. El efecto a las ventas es cero ya que los valores resultantes de los certificados para casas de segunda mano no ienen ninguna fiabilidad. Esto no cambiará", explica Kai Dost. ¿Los clientes exigen el certificado energético en las viviendas que compran, alquilan o venden? "Nunca", contesta tajante.

 

Fuente: diariodemallorca.es (ver noticia)

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