MARTA VILLANUEVA
Directora General de la Asociación Española para la Calidad (AEC)
Cada vez es mayor el número de organizaciones, tanto públicas como privadas, que son conscientes de que una reducción de sus consumos energéticos, así como la utilización de otras fuentes alternativas a las tradicionales, menos agresivas con el medio ambiente, son algunas de las medidas más favorables con las que contribuir con los compromisos de reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero.
Esta actitud ambientalmente responsable no es incompatible con la necesidad de hacer más competitivas a las organizaciones, sin perjudicar la calidad de los productos y servicios que ofrecen.
También son conocidos los esfuerzos realizados por los fabricantes de máquinas y equipos cada vez más eficientes desde el punto de vista energético. Es necesario, por ello, completar estas acciones con la consideración por parte de las organizaciones de la optimización de los consumos energéticos de instalaciones y sistemas de forma integrada, maximizando la eficiencia energética de las mismas.
Eficiencia energética y SGE
La eficiencia energética, entendida como la eficiencia en la producción, distribución y uso de la energía necesaria para garantizar la calidad total, es parte del conjunto de problemas que afectan a la competitividad de las empresas.
Se define, entonces, el sistema de gestión energética (SGE) como la parte del sistema de gestión de una organización dedicado a desarrollar e implantar su política energética, así como a gestionar aquellos elementos de sus actividades, productos o servicios que interactúan con el uso de la energía (aspectos energéticos).
Este tipo de sistema de gestión es un sistema paralelo a otros modelos de gestión (ISO 14001, ISO 9001, etc.) para la mejora continua en el empleo de la energía, su consumo eficiente, la reducción de los consumos de energía y los costes financieros asociados, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la adecuada utilización de los recursos naturales, así como el fomento de las energías alternativas y las renovables.
El SGE se basa en el ciclo de mejora continua, o también llamado la rueda de Deming: Planificar-Ejecutar-Verificar-Actuar. En general, los requisitos necesarios para aplicar el ciclo de Deming son:
• La Planificación, basada en identificar los aspectos energéticos y las obligaciones legales en materia de energía, y establecer objetivos y metas.
• La ejecución de lo planificado, asignando recursos y responsabilidades, aumentar la conciencia de la organización y proporcionar formación, comunicación interna y externa, establecer la documentación, aplicar los controles operacionales.
• La verificación de lo realizado, estableciendo la medición y seguimiento del programa de gestión de la energía, evaluar el cumplimiento de las obligaciones legales; identificar y gestionar las no conformidades, el control de los documentos; llevar a cabo las auditorías internas del sistema de gestión de la energía.
• Por último, la actuación, es decir, tomar acciones para revisar el sistema de gestión de la energía por la alta dirección en los cambios potenciales.
La certificación de un SGE se dirige a aquellas organizaciones que quieren demostrar que han implantado un sistema de gestión energética, hacen
Fuente: calidadnetwork.com (ver noticia)
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