Los consumidores con más energía contratada se benefician de una caída del 1%, por la menor influencia de los costes fijos en sus facturas.
A pesar de que en 2014 el precio de la electricidad se redujo de forma considerable, 12 millones de consumidores tuvieron que pagar más por sus consumos durante la mayor parte del año. Hasta el mes de noviembre, el coste medio de sus facturas se incrementó un 5% con respecto a la misma del año anterior, según el último Boletín de Indicadores Eléctricos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Los titulares de contratos eléctricos acogidos a la tarifa que exige la menor potencia posible (2.0) habían pagado 18,36 céntimos de euros por kilovatio/hora (kWh) hasta noviembre. En 2013, ese coste se situó en los 17,54 céntimos. Es decir,en un año el importe se elevó casi un céntimo de euro por kWh, lo que equivale, para un consumo medio (400 kW al mes) a unos 28 euros mensuales. Se da la circunstancia que entre las diferentes modalidades de contratación, la tarifa 2.0 está ideada para los consumidores que menos energía necesitan. En concreto, deben estar conectados a una red de baja tensión, con una potencia igual o inferior a 10 kilovatios.
Frente a ese incremento para las potencias más bajas, las subidas para el resto de consumidores fueron más moderadas a medida que se incrementan los kilovatios contratados. Por ejemplo, los titulares de la tarifa 2.1 (para potencias de entre 10 y 15 kWh) pagaron un 3% más hasta noviembre. Y si se trataba de facturas con discriminación horaria (las que permiten rebajas de precios si se realiza un consumo mayor de energía a determinadas horas, como por la noche),el aumento del coste apenas fue del 1%. Incluso, en el caso de los hogares con la mayor potencia posible contratada (15 kilovatios) el coste de su electricidad consumida se redujo un 1% entre enero y noviembre del año pasado en comparación con los precios de 2013.
La explicación a estas diferencias se debe a que la parte de la factura que incluye los costes 'fijos' (todos aquellos conceptos que no sean consumo energético real) ha ocupado mucho más terreno entre las tarifas con potencias más bajas. Por ejemplo, para la modalidad 2.0, los conceptos de esa parte fija (distribución, primas a renovables, moratoria nuclear, insularidad, etc.) supusieron un 61% del total de la factura. Un año antes, esos peajes (como se les denomina técnicamente) representaban un 59%. E incluso hace cuatro años, en 2011, un 54%.
Sin embargo, el peso de los costes fijos en las facturas de las potencias mayores no es tan elevado. En el caso de la tarifa tipo 3.0, los peajes influyen en menos de un 50% de lo que los usuarios abonan mes a mes en sus facturas. Es decir, que el peso de lo que se consume en lo que se paga al final de mes es más real en las potencias más altas y tiene menos representatividad en las tarifas con energía menos potente.
Los continuos cambios de precios en la facturación impulsan a cada vez más consumidores a pasarse al mercado liberalizado de electricidad. Hasta noviembre del año pasado, un 46,6% de los contratos ya se encontraban en esta modalidad, frente al 53,4% que se mantenían en el mercado de tarifas reguladas. La diferencia se va estrechando a medida que pasan los meses, siempre a favor del mercado libre. A finales de 2013, el 38% se encontraban en esta modalidad, frente a un 62% en la tarifa regulada.
Fuente: finanzas.com (ver noticia)
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